La imagen quedó grabada en El Alto y recorrió toda Sudamérica: la victoria 1-0 de Bolivia sobre Brasil y Carlos Lampe desplomado en el césped, llorando desconsolado. A sus 38 años, el histórico arquero de la selección “Verde” no pudo contener la emoción de ver cumplido un objetivo que parecía imposible, el de volver a pelear por un Mundial después de más de tres décadas.
El ex Atlético Tucumán, que en 2022 tuvo un breve pero recordado paso bajo la conducción de Lucas Pusineri (cuando el “Decano” llegó a liderar 12 fechas consecutivas en la Liga Profesional), volvió a ser protagonista de un capítulo inolvidable. Esta vez, con la camiseta verde que defendió durante más de 15 años.
El penal convertido por Miguel Terceros y las atajadas decisivas de Lampe en los minutos finales le dieron forma a la hazaña. La goleada de Colombia sobre Venezuela terminó de sellar la clasificación al repechaje. El estadio Municipal de El Alto, a 4.150 metros de altura, se convirtió en un escenario de fiesta con fuegos artificiales, aplausos y una multitud celebrando el regreso de la ilusión mundialista.
“No tengo lágrimas de todo lo que lloré”, dijo Lampe, todavía conmovido. “Se ganó una batalla muy dura. No dependíamos de nosotros, se sufrió mucho, pero cumplimos y no le fallamos a nuestra gente”, afirmó.
Símbolo de la perseverancia
Desde su debut en Eliminatorias rumbo a Sudáfrica 2010, Lampe acumuló frustraciones, goleadas en contra y críticas. Sin embargo, nunca se rindió. Contra Brasil mostró otra vez ese temple. En la última jugada del partido, la joya brasileña Estevao Willian desbordó por derecha y envió un centro que el arquero contuvo, antes de entregarle la pelota al árbitro y caer de rodillas, gritando al cielo.
En el vestuario, sus compañeros lo abrazaron con respeto. “Lampe es nuestro líder, nuestro capitán sin cinta. Verlo así nos motiva a todos”, reconoció uno de los más jóvenes.
El director técnico Óscar Villegas se mostró eufórico, pero con cautela. “Cumplimos con nuestro país y queremos seguir adelante. Ojalá podamos darle esta satisfacción a la gente, especialmente a los niños. Hace dos años lo soñé y hoy lo logramos”, expresó.
Ahora, Bolivia enfrentará el repechaje internacional en 2026. Entre sus posibles rivales aparecen selecciones de Concacaf, Asia, África y Oceanía. El objetivo es claro: volver a una Copa del Mundo después de Estados Unidos 1994.
Mientras tanto, la emoción de Lampe se convirtió en símbolo. Su llanto fue el desahogo de un país entero que vuelve a creer en un sueño que parecía perdido.